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Isabelle Stengers, Philippe Pignarre: La brujería capitalista (2018) 4 estrellas

Lo sabemos: el capitalismo existe y su reino es el horror. Lxs autorxs de este …

Hemos hablado del grito de Seattle, “¡Otro mundo es posible”, y hemos insistido en que no convenía pedir a aquellos que retomaron ese grito que definan ese otro mundo, que propongan un programa que le correspondiera. Se trata de proteger ese grito contra los dilemas insoslayables que pasan por alto el aprendizaje […] El yearning es la protección de las feministas que supieron resistir a la crítica “desmitificadora” […] una manera de desarticular el estar entre la espada y la pared … mediante ese sentir que la única cosa que importa realmente son los caminos concretos y arriesgados por donde podría adquirir sentido aquello de cuya imposibilidad todo eso habla.

Cuando se intenta encarar la cuestión del capitalismo, siempre están presentes dos riesgos, que uno podría describir, divirtiéndose, con palabras tomadas de la psiquiatría descriptiva, la paranoia y la depresión: atribuir al capitalismo el conjunto de las operaciones de captura que éste aprovecha y verse invadido por la impotencia en resistirle.

El yearning defiende a las feministas contra la paranoia: no se dirige a un mundo finalmente liberado de lo que oprime, sino a un mundo diferente. Sobre todo, no les basta encarar, según la fórmula clásica, una toma de control de las riquezas producidas por quienes las producen, y una reorganización de la producción en el sentido de la satisfacción de las necesidades humanas, porque las feministas desconfían de toda definición de lo que son esas necesidades. La definición de las necesidades específicas de las mujeres siempre fue una operación de captura. […] El yearning es la cultura de una sensibilidad hacia lo que constituye nuestra vulnerabilidad a las operaciones del capitalismo.

Por la misma razón esas feministas pueden resistir a la depresión que acecha a quienes invade el sentimiento de que el sistema es demasiado fuerte o de que sus víctimas son decididamente incapaces de abrir los ojos, e incluso, de que desean su alienación. En pocas palabras, de que toda esa lucha no es más que una utopía. Bien saben ellas que lo que se llama “liberación” nada tiene que ver con una “toma de conciencia” en el sentido en que se trataría de abrir los ojos, de aceptar la legitimidad de una lectura del mundo que ya existe. Ellas saben la dificultad de comprometerse en un proceso abierto, un proceso que no pone a uno del lado de quienes comprendieron, sino que actúa el presente, hace existir la fuerza de experimentar sus posibilidades de devenir, aquí y ahora.

No por nada esa palabra, yearning, surgió de la espiritualidad black, de esos cantos que hacen presente el reino que es de este mundo. Ese sentido de la inmanencia, que no supera las contradicciones pero sabe que sólo importa el acontecimiento que hace capaz de pasar a través, es probablemente uno de los regalos hechos al movimiento feminista por su componente black […] anudando esta vez dos términos considerados desunidos: espiritualidad y política.

Como quiera que sea, no se trata de conversión sino de producción, de una fabricación colectiva de lo que nos hace capaces de no necesitar las garantías ni el suelo firme del juicio. […] Ellas luchan por un porvenir donde la incógnita las ponga en movimiento […] Bodas del devenir y de la crítica: saber que no se critica en nombre de cualquier cosa, sino en el movimiento mismo en que uno se vuelve capaz de pensar y de sentir de otro modo.

La brujería capitalista por , (Pyra) (Página 90 - 92)