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Por eso pensamos que Deleuze había tenido un punto de vista atinado cuando, en 1985, se atrevió a no abandonar los términos de izquierda y derecha. Más que renegar de ellos, cosa que puede conducir a la trampa de “ni izquierda, ni derecha”, las recreó afirmando que entre izquierda y derecha lo que importaba no eran las diferencias de convicción o de valores, sino una diferencia de naturaleza.

La “izquierda” no existe sino en la medida en que aprende a resistir a aquello a la que la “derecha” le basta con aprovechar. “La izquierda —escribe Deleuze— necesita que la gente piense”, y su rol, esté o no en el poder, “es descubrir un tipo de problema que la derecha quiere ocultar a cualquier precio.”

— La brujería capitalista por Isabelle Stengers, Philippe Pignarre (Pyra) (Página 144)

Los que leyeron a Kant saben que el acto de conocer es constitutivo del objeto de conocimiento (…) Conocer, para nosotros, es des-subjetivar tanto como sea posible. Uno conoce bien algo cuando es capaz de verlo desde fuera, como un “objeto” (…) Conocer es desanimizar, retirar subjetividad del mundo e, idealmente, hasta de mí mismo.

Yo diría que lo que mueve el pensamiento de los chamanes, que son los científicos de los indios, es lo contrario. Conocer bien alguna cosa es ser capaz de atribuir el máximo de intencionalidad a lo que se está conociendo. Cuanto más soy capaz de atribuir intencionalidad a un objeto, más lo conozco. El “buen conocimiento” es aquel capaz de interpretar todos los eventos del mundo como si fuesen acciones (…) Para ellos, explicar es determinar el “objeto” de conocimiento como un “sujeto”.

¿Seamos objetivos? ¡No! Seamos subjetivos, diría un chamán, o no vamos a entender nada…

— La mirada del jaguar por Eduardo Viveiros de Castro (Página 25 - 27)

El objeto y el objetivo de la antropología, dígase de paso, es la elucidación de las condiciones de auto-determinación ontológica del otro. Y punto.

— La mirada del jaguar por Eduardo Viveiros de Castro (Página 119)